Vuelo a vela en ondas de montañas.
El mayor atractivo del vuelo a vela en ondas de montañas surge como consecuencia del continuo ascenso del planeador hasta grandes alturas. En ondas de montaña los volovelista han alcanzado frecuentemente alturas superiores a los 11.500 m. Una vez que el piloto de planeador ha alcanzado el aire ascendente de una onda de montaña tiene mucha perspectiva de mantenerse en vuelo durante varias horas.
Aún cuando el vuelo en ondas de montaña se relaciona, en cierta medida, con el vuelo a vela en sierras o colinas, el ascenso en una onda de montaña es en gran escala y menos transitorio que el empuje producido por los pequeños ascenso del terreno. En la siguiente figura se presenta una sección trasversal de una tÃpica onda de montaña.
Cuando fuertes vientos soplan a través de una cadena de montañas se producen largas ondas "estacionarias" a sotavento de la misma, que se extiende hacia arriba hasta alcanzar la tropopausa. El desarrollo de las ondas puede ser simple pero a menudo ellas se producen una serie de ondas, corriente abajo desde la cumbre de las montañas. En tanto las ondas permanecen casi estacionarias los vientos soplan fuertemente a través de ellas. Una onda montañosa se puede comparar con las ondas que se forman corriente abajo de una roca semisumergida en un rÃo cuyas aguas fluyen rápidamente.
Para la formación de una onda de montaña se requiere:
- a) Marcada estabilidad en la corriente de aire perturbada por la montaña. El rápido crecimiento de cúmulus sobre las montañas constituyen el indicio visual de una masa de aire inestable; esta convección evidenciada por los cúmulus tiende a impedir la formación de una onda.
- b) La velocidad del viento a nivel de la cima de la montaña debe exceder un mÃnimo que varÃa entre 30 y 45 km/h (aproximadamente 15 y 25 nudos), dependiendo ello de la altura de la montaña. Los vientos deberán aumentar con la altura o por lo menos permanecer constante hasta alcanzar la tropopausa.
- c) La dirección del viento deberá de estar dentro de los 30 grados con respecto a la normal a la cadena de montañas. El ascenso disminuye a medida que el viento se pone casi paralelo a la cadena de montañas.
La longitud de onda es la distancia horizontal entre las crestas de ondas sucesivas y es, generalmente, de 4 a 45 km. En general, la longitud de onda está controlada por la componente del viento perpendicular a la colina y por la estabilidad del flujo corriente arriba. La longitud de onda es directamente proporcional a la velocidad del viento e inversamente proporcional a la estabilidad. En la siguiente figura ilustra gráficamente acerca de la amplitud y la longitud de ondas.

La amplitud de una onda es su dimensión vertical y está dada por la mitad de la diferencia de altitud entre la vaguada y la cresta de la onda. En una onda tÃpica, la amplitud varÃa con la altura sobre el terreno. La amplitud es menor cerca de la superficie y cerca de la tropopausa. La mayor amplitud se encuentra aproximadamente entre 1.000 y 2.000 m., por encima de la cresta de la cadena montañosa. Una capa poco profunda, de gran estabilidad y vientos moderados produce una amplitud mayor que una capa profunda de moderada estabilidad y fuertes vientos. Asimismo, cuanto mayor es la amplitud, más corta es la longitud de onda. Las ondas que ofrecen los más fuertes y constantes ascensos son aquéllas de gran amplitud y corta longitud de onda.
Si el aire es lo suficientemente húmedo se forman nubes lenticulares sobre las crestas de las ondas. El enfriamiento del aire que asciende hasta la cresta de la onda satura el aire formando nubes. EL calentamiento del aire que desciende más allá de la cresta de la onda evapora las nubes. Asà pues, la condensación continua del aire que asciende hasta la cresta y la evaporación del aire que desciende de la cresta hacen aparecer a las nubes como estacionarias, aún cuando el viento puede estar soplando a través de la onda a una velocidad de 90 km/h (aproximadamente 50 nudos) o más. Las nubes lenticulares en bandas sucesivas a sotavento de las montañas marcan las crestas de las ondas.
Veamos un par de videos de las nubes lenticulares. Presten atención como la nube crece y muere en forma cÃclica dando la impresión de que la nube está quieta.
El espaciamiento de las nubes lenticulares marcan la longitud de onda. Las nubes lenticulares claramente identificables sugieren una amplitud de onda más largas que las nubes que exhiben en forma lenticular no muy bien definida. Estos tipos de nubes, conjuntamente con nubes estratiformes a barlovento y a lo largo de las crestas de las montañas, indican una estabilidad favorable para el vuelo a vela. Si las nubes lenticulares tienen sus bordes deformados, como con flecos, no se aconseja a volar en esa zona por fuerte turbulencia.
Las tormentas y el rápido crecimiento de cúmulus sobre las montañas indican aire inestable. A medida que las tormentas alcanzan su etapa de madurez se desplazan corriente abajo hacia los valles y planicies. Las fuertes corrientes convectivas en el aire inestable constituyen un obstáculo para la formación de ondas. Si usted observa gran cantidad de nubes de inestabilidad espere otro dÃa para realizar el vuelo a vela en ondas de montañas.
Una onda de montaña, de manera similar a lo que ocurre en una térmica, significa turbulencia para una aeronave con motor pero para un planeador que se mueve lentamente, la onda produce ascenso y descenso suaves por encima de la cresta de la montaña. Pero a medida que el aire se vuelca sobre la cresta de la montaña, como en una catarata, origina fuertes ráfagas descendentes. Ese vuelco violento del aire forma una serie de "rotores" en la sombra del viento de la montaña pueden ser peligrosos aún para los planeadores. Estas nubes de "rotor" permanecen estacionarias en forma paralela a la cadena de montaña y se las encuentra a unos pocos kilómetros a sotavento de las mismas.
La turbulencia es más frecuente y más severas en "rotores" estacionarios que se originan debajo de las crestas de las ondas en el nivel de las cimas de las montañas, o por debajo de las misma. Estos "rotores" turbulentos son especialmente violentos en ondas generadas por grandes montañas, tales como la Cordillera de Los Andes. Los rotores turbulentos que se producen en montañas más bajas son mucho menos severos pero, en alguna medida, siempre suelen estar presentes. La turbulencia es mucho más fuerte en ondas bien desarrolladas.